miércoles, 31 de agosto de 2016

Los Nómadas de la Bruma

Extracto de la Biblioteca Imperial:

Entre las nieblas y el rocío, con las primeras luces del alba, los Nómadas de la Bruma hacen su aparición. Viajando a través de las noches, las estrellas y los sueños, esta Buena Gente ha llegado a la Isla Esmeralda.
Una troupe errante, pues así quedó escrito el día que abandonaron su hogar, peregrinan de campamento en campamento, al son de sus instrumentos y sus risas, contando historias más antiguas que el propio tiempo, mercadeando con pociones y deseos.
Cuídate, no obstante, de sus bromas y su sentido del humor, pues es diferente al que conocemos, pero, sobre todo, piensa en lo que les pides, las historias que comienzan alegres pueden tener finales amargos, como la vida, y los seres feéricos no deben ser tomados a la ligera, a fin de cuentas no son de este mundo.
Canción popular.
Y si debemos fiarnos del relato del viejo Carlion, el invierno pasado la troupe estuvo tres noches en una claro cercano a su aldea, y estas eran las gentes que la componían, aunque según el mismo dice probó su vino, y habló largamente con ellos, quien sabe…

Beldar.
Antiguo aprendiz de mago sufrió un accidente horrible con fuego alquímico en sus primeros años, lo cual lo desfiguró y le impidió practicar las artes arcanas. Siendo repudiado por su Alianza sobrevivió entre la corte de los milagros como limosnero y corta gargantas de baja estofa. Sus aficiones escuchar y transmitir historias, reales o no, pocas ciertas, algunas exageradas y la gran mayoría inventadas. 
Sobrevive gracias a la compasión de los Nómadas de la Bruma, que a pesar de ser humano, le brindan desde hace años su compasión y cuidados. Bueno para muchas cosas, útil para nada, sigue a estos feéricos mendigando buscando la compasión de los incautos inventándose poseer aquellos males que estén más en boga en el momento.
Caileen.
Desde pequeña la educación de Caileen fue orientada a servir en el mundo feérico como curandera, pero lo que en realidad llenaba su espíritu era la música, así que, tras cumplir los deseos de su familia y aprender el poder de las hierbas y ungüentos decidió que no quería ese tipo de vida y huyó para aprender y dedicarse a lo que más le gustaba: contar historias a través de la música viajando y aprendiendo (con mayor o menor acierto).
Endimion.
Este ya no tan joven shide, parece empeñado en no crecer y ser definitivamente un adulto. Su amor por las historias y la vida en la troope son ataduras demasiado fuertes como para que piense en sentar la cabeza. De risa fácil y un poco metiche, siempre está dispuesto a correr riesgos para poder escuchar, o protagonizar, una buena aventura, ya se sabe que las mejores creaciones literarias siempre tienen algo de autobiográficas.
Galerna.
Las canciones dicen que Galerna recibió el soplo del viento que le dio nombre en su corazón y que bajo sus alas de colores, se agita un temperamento violento e impredecible. Sin embargo, la joven nómada viaja alegre entre la bruma, entregada al estudio de las hierbas y plantas más enigmáticas y extrañas; disfrutando con los demás de la música y los relatos.
Idhún.
Serio y poco hablador, este oscuro duende contrasta con el resto de sus compañeros, mucho más festivos y alegres. Desde tiempos antiguos se dice que aquel que en las representaciones hace el papel de la muerte puede llegar a atraerla o alejarla a voluntad, y ese es Idhún, el Solitario, exiliado entre su propia gente, a veces una figura de mal agüero, a veces el último recurso de los moribundos…
Nuada.
Nadie sabe mucho de Nuada, historias contadas entre susurros dicen que su padre fue un noble caballero en la corte del rey Dagda, también se dice que ganó o robó el Airgetlám a Dian Cecht, aunque nadie lo ha visto nunca en su posesión, otros dicen que es un rey exiliado de un reino cuyo paso se perdió hace eras. Lo único seguro es que ninguno de los actuales nómadas lleva más tiempo que él en la compañía.
Mistral.
No hay jaula que encierre al viento, no hay mundo que contenga a Mistral. Hay mucho de fuego fatuo en este inquieto, alegre, voluble y caótico miembro de los Nómadas. La tranquilidad nunca reina a su alrededor y ni los tímidos ni los cobardes deberían frecuentar su compañía.
Pablonicus.
Herrero legendario, artífice de todo tipo de maravillas y artefactos encantados, este duende de la tierra apenas se deja ver por los extraños. Prefiere disfrutar de la compañía del resto de nómadas y evitar a los buscadores de espadas mágicas y demás impertinentes, que bien harían en trabajar su prudencia, no sea que acaben haciendo un pacto con las hadas por una espada cantarina…

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